Como todo buen comienzo, se ha de definir o al menos contextualizar la materia que se va a tratar, en nuestro caso la psicología de la orientación. ¿Qué entendemos por orientación y por qué se encarga de ello la psicología? Empecemos por partes.
La Psicología se dedica al estudio de la conducta humana y su diversidad, por lo que resulta esencial que esté presente en centros educativos donde niños, adolescentes y profesores pasan buena parte de su vida interactuando no sólo entre ellos mismos, sino con los conocimientos y acontecimientos que durante la etapa educativa los jóvenes han de entender e incorporar a su repertorio. En estas interacciones se pueden producir conflictos que perjudiquen gravemente la relación entre alumnos, alumnos y profesores o incluso a los mismos sujetos.
La orientación se puede definir de múltiples maneras y a lo largo de décadas ha ido ampliandose y a la vez especificando varios conceptos que no se consideraban en sus comienzos. Para Lázaro y Asensi en 1987 la orientación es un proceso de ayuda técnica que se incluye en la actividad educativa y que va dirigido a la persona con el fin de que sea capaz de integrar aprendizajes de manera autónoma. Casi diez años más tarde, Repetto la definió en una ayuda sistemática y profesional a un sujeto, realizada mediante técnicas psicopedagógicas y factores humanos, cuyo fin es que se comprenda y se acepte a sí mismo y a su entorno,alcance una mayor eficiencia intelectual,profesional y personal y se relacione de la mejor forma consigo mismo y con los que conviven con él. Ambas definiciones parten de una concepción individualista donde el objeto de intervención es el sujeto o la persona,pero Repetto incluye el entorno como factor o agente del problema, incluyendolo así en su intervención. No es la única idea que refleja nueva, sino que se especifica técnicas psicopedagógicas o factores humanos, que requieren una ayuda no sólo profesional sino orientada a las ciencias sociales y a la psicología ya que la finalidad no es sólo integrar aprendizajes de manera autónoma como pudieran ser las lecciones o conocimientos teóricos que se imparten en las clases, sino conocerse a sí mismo y a su contexto para ser aceptado y promover una mejor interacción social conllevando a un buen clima de convivencia en los centros. Queda claro que conforme los años avanzaron y se fue desarrollando aún más la psicología de la orientación, se ha ido cambiando la concepción hacia la importancia del individuo y no sólo de sus conocimientos. Desde mi opinión, falta un factor para mi clave,que si bien ha sido mencionado por Repetto,no se ha profundizado en él: el entorno. Cuando analizamos cualquier tipo de conflicto, suelen aparecer conductas no deseables que interfieren en el clima del centro, y muchas veces no tenemos en cuenta qué factores la fomentan. Según el paradigma conductista, cualquier conducta o comportamiento se ve relacionado estrechamente con su contexto en un intento de adaptación, pero nadie define la adaptación como buena o mala, puesto que es un mecanismo innato en todas las especies vivas tal y como expuso Darwin. Cada medio ambiente tiene unas características propias (ni buenas ni malas) que se dan conforme a una serie de interacciones donde las que aparecen con mayor frecuencia son aceptadas socialmente, o incluso recompensadas generando que su aparición y repetición sigan en curso. Pensemos en un instituto público cualquiera, donde hay una gran variedad de estudiantes, de todas las edades, personalidades y características distintas: incluso entre tanta variedad siempre se ensalzan a determinados sujetos por llevar a cabo actitudes o acciones que parecen causar admiración o incluso furor entre sus compañeros. Pero, son acaso los más éticos, morales, responsables, estudiosos, generosos y carismáticos los que triunfan? Por desgracia no suele darse ese caso, puesto que en la juventud y en concreto la adolescencia las personas estamos aún en transición, buscamos nuestro objetivo, nuestra identidad y solemos rechazar aquello que no comprendemos, que suele proceder de "los mayores". Como consecuencia, puede ser que un joven rebelde, con problemas de conducta debido a su ira reprimida, a su inseguridad o falta de apego y confianza que actúa irresponsablemente y a menudo con mucho desprecio a la autoridad y falta de respeto hacia los demás, el que emerja entre sus compañeros y se cree un líder a seguir, una "conducta adaptativa" en ese instituto sería seguirle o al menos, no oponerse. En este hipotético caso, la definición de Asasi no lo contempla, pero sí Repetto, quien inteligentemente habla de la compresión de uno mismo y su entorno, pero me sigue faltando una solución: la modificación de dicho entorno para la consiguiente modificación de la conducta. Si conseguimos que en nuestros centros se premie el rendimiento, la generosidad, los valores éticos y morales, la autoestima y la confianza, entonces habríamos acabado con el problema de conductas adaptativas peligrosas, puesto que lo adaptativo seguiría un cannon establecido por los profesionales de la escuela y estudiado de forma que el clima sea tranquilo y se generen lazos de afecto y comprensión, siendo desadaptativo estas conductas problemáticas y a su vez, motivaría un buen ajuste y desarrollo de la personalidad y salud biospicosical.
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